“La pluma es más poderosa que la espada”
Carlos Iván Degregori, periodista
Hoy 18 de mayo se cumplen tres años de la partida de Carlos Iván Degregori, y tal como un retablo andino, su legado sigue mostrándonos diversas dimensiones de su vida y su obra. Esta vez recordamos su faceta como periodista, desde la prensa militante a ser uno de los impulsores de un nuevo periodismo que evidencia los fuertes lazos entre política, sociedad y cultura.
Carlos Iván Degregori (CID) suma a sus diversas facetas como intelectual y político, la noble y a veces ingrata tarea de periodista. Nos hemos ocupado antes de sus otras dimensiones, pero solo de paso aludimos a la enorme importancia que CID otorgaba a la prensa. Reconstruir el itinerario de Degregori como periodista implicaría el correr de ríos de tinta y bobinas de papel. Dejaremos de lado sus primeras experiencias en la prensa partidaria, de momento, donde seguramente imbuido de la concepción “iskrista” de la prensa leninista (i), el periódico o revista se convertía en un arma de la organización bolchevique, un vehículo entre el partido y las masas, en esa tarea de "dar la línea política" a quienes esperaban les “instruyan” sobre el "¿qué hacer?".
Pero Carlos Iván ya disentía de fines tan instrumentales, y somos testigos que aspiraba más a convertir la prensa política en un instrumento de educación popular de las clases subalternas, y a la vez el partido en un intelectual orgánico en el proceso de construcción de hegemonía, tesis conocidas entre quienes estudiaron el marxismo occidental de Antonio Gramsci, y por tanto ese esfuerzo de civilización y cultura socialista que significo L'Ordine Nuovo (LON) para los marxistas italianos (ii) .
Pero además, CID tenía cerca ese ejemplo creador y abierto a un nuevo tipo de periodismo con Mariátegui, quien a través de Amauta y Labor, sus dos grandes proyectos de cultura política que dejaron escuela de pensamiento fecundo y plural ligando la política con el arte, la literatura, y en general todas las manifestaciones de una sociedad en movimiento, convulsionada, en cambio permanente. Y lo más destacable, con una exquisita demostración visual y gráfica, con artículos, casi ensayos, eruditos pero tambien experimentales, donde podía encontrarse la avant-garde, formada por los consagrados pero tambien a los noveles que a la larga darían sus frutos a la cultura peruana. Por ello, Mariátegui entendía que este proyecto debía ser un esfuerzo fecundo, un encuentro de la intelectualidad que empezaba a pensar el Perú, y que no se reclamaba condicionalmente marxista o socialista.
Ajeno a todo sectarismo excluyente y liquidador las páginas de Amauta recibieron aportes de distintos intelectuales y artistas, por ejemplo entre los peruanos el pintor José Sabogal quien diseño el logotipo y las características graficas de la revista, el joven Martin Adán que publico sus poemas, Vallejo que escribió un avance de su novela “El tungsteno” , y los temas que trataron en sus números reflexionaron el Perú desde el mundo y pensaron la escena mundial desde la nación, solo así podían comprenderse los desafíos del país, unidos por “su voluntad de crear un Perú nuevo dentro del mundo nuevo” y con una diversidad que va desde el indigenismo como corriente cultural, el psicoanálisis, el cubismo como vanguardia en la pintura, el surrealismo, y un largo etcétera, en fin, haciendo realidad esa premisa de su primer número “Todo lo humano es nuestro” (iii) y por tanto la medular importancia de la cultura, asi concebida, para la educación de la clase obrera y en general de los trabajadores del campo y la ciudad.
Esta larga reconstrucción nos permite entender que idea impulso CID durante toda su vida en el trajinado oficio de periodista. Allí estan las páginas de El Diario de Marka (EDM) cuando recayó en una conducción democrática, en esa etapa cuando contribuyó a una prensa popular de la izquierda en momentos cuando esta dio el gran salto a la política con izquierda unida, aun en medio de un país que empezaba a desangrarse con el conflicto armado interno y el país era gobernado con enormes equívocos, durante el segundo belaundismo y el primer alanismo. CID tomo su lugar desde el análisis con el Marko Político columna que compartía con Sinesio López y Santiago Pedraglio, desde el cual fustigó las políticas, delineó el derrotero de la crisis nacional y aportó a esclarecer las tareas que la izquierda y el movimiento popular debía asumir en el Peru hirviente de aquellos días.
Pero CID se dio tiempo tambien para ensalzar en EDM sus crónicas y artículos de periodismo cultural donde dio cuenta del teatro, la literatura, y diversas manifestaciones de la vida social y la cultura. Tarea que se vio recargada cuando en una coyuntura del suplemento El Caballo Rojo (ECR), ante la renuncia del poeta Toño Cisneros tuvo que hacerse cargo de la conducción de la revista, escribiendo, corrigiendo, editando, cumpliendo el ciento uno por ciento de las labores en una redacción para sacar adelante la publicación, con escasos equipo y recursos, pero una vocación apasionante por hacer prensa seria, sin decaer en la calidad de lo que se publicaba, y en la parte de lo que escribió, sin bajar la guardia respecto a su cuidado y personal estilo literario, una prosa que cautivaba (recordemos además que CID fue un consumado poeta), que invitaba a leer, y no sólo decía verdades, sino que las escribía bellamente, con metáforas y ejemplos de la realidad cotidiana, con pasión de lo vivido, escritos lejanos a las frías construcciones intelectuales que principalmente los cientistas sociales estamos acostumbrados a leer, pero no la gente llana y sencilla para quienes escribía, y que se acercaba por primera vez a tópicos de la política y la cultura regularmente ajenas a ser abordadas en la vida social.
El epílogo de esta etapa fue el cierre de El Diario de Marka, que posterior a su liquidación fue reabierto por una facción de oportunistas para ser convertido en ese abyecto volante de guerra que propago luego una predica violentista abiertamente senderista.
La izquierda ya no tuvo otro espacio con similares características, se replegó a la árida prensa partidaria, y salvo breves hebdomadarios como El Búho, 30 días, Jaque, donde CID tuvo puntuales y esporádicas colaboraciones no se dio nuevas oportunidades de seguir desarrollando su vena periodística (salvo la breve estancia de Amauta, entre el 86 y 87, revista que fue expresión de los mariateguistas que confluyeron en el PUM pero que tambien acabó atrapado en sus luchas intestinas y muro panfletariamente sin pena ni gloria) es entonces cuando llego el gran proyecto cultural, con la codirección de Sinesio López y Rolando Ames, aparece El Zorro de Abajo (EZA), una revista donde, como se dijo entonces, se produjo el segundo debut de una generación, pues convocó a una pléyade intelectual de primer orden, que escribieron con la misma sapiencia y rigurosidad, pero en formato de una revista ágil y con pretensiones de llegar a un amplio público. Fueron pocos números los que vieron la luz, pero el EZA contribuyó notablemente al debate nacional, de aquellos temas requeridos para la propia redefinición de una izquierda peruana, como la cuestión nacional y la democracia, retomándolos como los grandes vectores de un socialismo renovado, abierto y creador, en momentos cuando el neoliberalismo aparecía como única salvadora del mundo capitalista en crisis, pero también en medio del desplome de los países del socialismo realmente existente de Europa del Este y su modelo de estado autoritario y burocrático, al que su propia sociedad termino por derruir literalmente como en 1989 con el vergonzoso muro que dividió por 50 años Berlín, Alemania y el mundo en el bipolarismo político en el cual vivíamos.
Los diversos artículos abordaron temáticas también variadas, donde un peso muy importante tuvo nuevamente la cultura, y un mérito a reconocer fue la expresión clara y categórica del deslinde con los responsables de la guerra sucia y la violación de los derechos humanos, que sabemos ahora gracias al informe final de la CVR, correspondieron a los grupos terroristas y al propio Estado peruano y por tanto, "rayando la cancha" para señalar el campo desde el cual construir (o reconstruir) el proyecto para una izquierda moderna y democrática. Muy preciadas fueron las páginas de esta revista, y mucho más el aporte de CID en la conducción de este proyecto.
Frustrada la continuidad de EZA, Carlos Iván persistió como un observador político y del quehacer de la cultura. Allí quedan sus acotados y no por ello menos interesantes artículos en Quehacer, Perú.21, La República, y posteriormente, participa como parte de este proyecto de periodismo ciudadano que significa en nuestros días La Mula, con su ventana “Se sienten pasos”, donde persistió con la agudeza, prolija y cautivadora prosa que nos acostumbraba, y en la cual se mantuvo hasta los últimos días de lucidez antes de caer derrotado por el cáncer que nos privó de su valiosa existencia, y que hoy 18 de mayo recordamos entre la congoja de la perdida, pero entre el afecto de haberlo conocido y aprendido de su gran calidad humana.
CID fue, en lo personal, el maestro y amigo quien me enseñó la importancia fundamental de la entereza y la responsabilidad de los intelectuales, justo en medio de una coyuntura nacional donde la izquierda persistía en el absurdo equívoco de seguir interpretando que "La guerra es la prolongación de la política por otros medios" (iv) y que en nombre del supuesto de la “revolución” el PCP “Sendero Luminoso” y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) ensangrentaron nuestro país en su enfrentamiento con el Estado.
Todo esto lo analizó CID tanto en sus investigaciones que fueron develando el misterio del senderismo como fenómeno terrorista, como en sus artículos periodísticos donde desnudó las verdaderas intenciones de este dogmatismo armado y criminal, al cual no le dio tregua alguna, contribuyendo de este modo a ese esperado deslinde de la izquierda a la que pertenecimos y su opción por la recuperación de la democracia.
CID, a tres años de su dolida desaparición física sigue siendo un ejemplo fidedigno de coherencia entre el pensar y actuar, legado irrenunciable y siempre vigente con el cual nos demostró la certeza de aquella antigua expresión de Edward Bulwer-Lytton acerca de que entre los grandes hombres “la pluma es más poderosa que la espada”. (v) ______________________________________________________________________________(i) Para Lenin, al decidir publicar “Iskra” (“La chispa”, 1900) se cumplía el propósito de asumir que, "el periódico no es sólo un propagandista y un agitador colectivo, sino también un organizador colectivo".(ii) “L'Ordine Nuovo”(“El nuevo orden”), reseña semanal de cultura dirigido por los que sería el núcleo histórico del Partido Comunista Italiano, (Ángelo Tasca, Palmiro Togliatti, Umberto Terracini y Antonio Gramsci) que constituye el espacio de creación colectiva y de refundación del socialismo italiano.
(iii) Entrecomillados tomados de la Presentación de Amauta (Amauta Año I, No 1. Lima, setiembre de 1926).
(iv) Que curiosamente aprendieron dogmáticamente de un tratado ("De la guerra) escrito por Karl von Clausewitz, un militar de la aristocracia prusiana y partidario del expansionismo germano.
(v) Una figura literaria de este escritor y dramaturgo inglés (“The pen is mightier than the sword”), que forma parte de un diálogo en la obra de teatro teatral “Richelieu; Or the Conspiracy” (1839).